Este retablo presenta una serie de detalles inhabituales entre la producción flamenca, lo que ha suscitado dudas sobre su origen, si bien es cierto que su diseño tampoco se identifica con la tradición hispánica. Resulta bastante singular, aunque no único, el contorno curvilíneo y continuo de su caja, que remata en un trazo convexo, así como el empleo de ménsulas caladas como soporte de los relieves.
Su estructura se compone de tres calles definidas por pilares fasciculados de sección decreciente, contando una única escena compartimentada en dos ámbitos y de mayor anchura en la calle central y dos compartimentos superpuestos en las laterales. Estos están protegidos bajo doseles poligonales que se desarrollan en un solo nivel, en contraposición con el baldaquino central que incorpora un segundo nivel retranqueado. No conserva los postigos que lo cerraban, pero si las bisagras donde estos iban fijados.