No se recogen datos acerca del origen de estos relieves en la bibliografía. Martínez Kleiser publicó en 1923 una fotografía en la que se aprecian en su lugar dos estaciones de un vía crucis con marco neogótico, así que su instalación debió de ser más reciente.
Sin embargo, dado que ocupan un emplazamiento muy significativo parece que tuvieron una trascendencia notable para el templo en el pasado. Cabe la posibilidad de que formarán parte de un antiguo retablo mayor, anterior al elaborado por Juan de Anchieta, quien pudo haberse quedarse con otras piezas como una compensación parcial por su labor. Ciertamente entre las condiciones de éste redactadas en 1574, se incluía una referida a que “las figuras y pedazos del dicho retablo viejo an de ser para los dichos maestros”.
Esta sugerente hipótesis se contradice con la iconografía de los relieves conservados que se diría pertenecen más bien a un pequeño retablo dedicado a la Pasión de Jesús, no a San Pedro (ver apartado tipología).