El retablo de San Martín es una obra mixta que combina la talla en el banco y calle central con pinturas en las laterales, rasgo habitual en las obras hispanas, pero ajeno a la producción flamenca, donde la pintura suele reservarse para las puertas de cierre.
Su estructura se compone de banco, dos cuerpos y ático y se organiza verticalmente en cinco calles, constituyendo un temprano ejemplo de la incorporación de la estética renacentista en el reino de Castilla, novedad para la que se ha sugerido la intervención del maestro entallador Pedro de Guadalupe.
La arquitectura interior de los encasamentos del banco mantiene su inspiración en los modelos flamencos, replicando el espacio de una capilla mediante las bóvedas de crucería y la decoración de los muros con simulación de vidrieras. Con todo, tanto el modo de construir las cajas (ver apartado de soporte), como la decoración del sitial del Santo titular, sugieren ya una factura local, resaltando la ambigüedad estilística del conjunto.