La colegiata de San Bartolomé de Belmonte, que ostenta ese título desde 1459, se localiza en la parte alta de esta villa, junto al Alcázar Viejo levantado por iniciativa del infante Don Juan Manuel.
El primer Marqués de Villena impulsó la reconstrucción de este edificio a mediados del siglo XV, renovando un templo románico con antecedentes visigóticos. Se atribuye la obra a los hermanos Hanequín de Bruselas y Egas Cueman, pero la documentación solamente menciona a Martín Bonifacio, quien fue su maestro de obras en la Catedral de Toledo.
La iglesia cuenta con tres naves y cuatro tramos, y se abren a ella un total de once capillas que cuentan con rejas y retablos de gran interés. Entre su patrimonio destaca la magnífica sillería de coro, realizada en 1454 por Egas Cueman para la catedral de Cuenca y trasladada a Belmonte tres siglos más tarde. Es la primera entre las de estilo gótico que incorpora un rico repertorio iconográfico, con temas bíblicos, un calendario y refranes.