Comparte este retablo algunas características con obras de Bruselas de la primera mitad del siglo XV (Rieden o Funchal): el desarrollo en tres únicas calles, las proporciones generales, el diseño de la caja en forma de T invertida o el zócalo calado de la base, si bien éste muestra aquí un diseño diferente. Los doseles arquitectónicos desarrollados en un único plano, habitualmente remataban en gabletes (como en los laterales del retablo de las Navas de Pamplona), asemejándose estos más a los del de Schwäbisch Hall.
El paisaje representado al fondo del Bautismo recuerda aún las montañas inclinadas típicas del Maestro de Ramerupt, pero los peñascos alcanzan menor protagonismo frente a unas figuras de mayor desarrollo. Resulta difícil evaluar el estilo de las tallas, muy embotadas por las sucesivas policromías. Presentan un canon corto (salvo el ángel del Bautismo, más esbelto), una expresividad ingenua y un tratamiento de los paños elegante, de plegado aún no muy intrincado.