Coincide en su concepción este retablo en todos sus detalles con el dedicado al Camino del Calvario: formato, diseño del dosel y del zócalo, incorporación de puertas pintadas..., asimilándose asimismo al retablo de la Crucifixión que como ya se ha recogido en su ficha, ofrece algunas peculiaridades.
En base a estas consideraciones se ha llegado a sugerir que los tres relieves pudieron formar parte de un único conjunto en el que se integraban las tres piezas, ocupando la posición central el relieve del Calvario, al modo del retablo de Saint Lambert, conservado en el Museo de la Edad Media de París. Aunque no pueda descartarse que los tres elementos respondiesen a esta idea en su concepción original, otros factores como la existencia de pinturas sobre las puertas realizadas haciendo uso de los materiales habituales en los focos nórdicos o la propia mención en la documentación a tres retablos, invitan a descartarla.
Resulta singular su enmarque con yeserías gótico-mudéjares.