Considerando el minúsculo tamaño de las tallas, que apenas superan los ocho centímetros, y el desgaste que han sufrido con el paso del tiempo, sin duda nos encontramos ante un artista muy bien dotado para el trabajo en formato reducido.
Incluso al ser examinados muy de cerca los personajes revelan una caracterización muy conseguida, con expresiones serenas y gratas, revestidas de notable dignidad. Esto es evidente por ejemplo en el caso de la Virgen, de rostro redondeado y carnoso, en el que destacan sus ojos rasgados y la boca bien perfilada, evocando el estilo de las imágenes de Malinas. En general todos los personajes contribuyen al atractivo de esta pieza, tratándose incluso de definir una leve ondulación en los cabellos, apenas esbozada por lo exiguo de las dimensiones.El plegado, duro y quebrado, se extiende a buena parte de los paños, conviviendo con una sugerente elegancia en las actitudes, patente en el dinamismo potencial de Baltasar.