Revelan estos relieves un escultor dotado de una notable habilidad para la composición, que logra ubicar los personajes, de un tamaño considerable, sin que los unos se estorben a los otros y sugiere una sensación de profundidad distribuyéndoles en planos delimitados por un murete o pantallas. Su estilo se define por la contención expresiva, y el gusto por las actitudes reposadas, no exentas de elegancia, que transmiten solemnidad a los pasajes. Caracteriza los rostros o tocados con esmero, resultando algo más parco en los detalles de los arneses militares.
Posee en suma un modo de hacer bastante personal que no cuenta con paralelismos entre la producción de retablos de los talleres de Brabante. Considerando su formato, el carácter más compacto de los relieves y la habilidad compositiva, la impresión general parece más cercana, aunque su estilo es muy diferente, a algunas piezas procedentes de Utrech, lo que nos induce a situar su origen en los antiguos Países Bajos del Norte.