No se conoce la primera ubicación de este retablo. Algunas referencias bibliográficas afirman que llegó al museo procedente de una de las pequeñas capillas del claustro, si bien se desconoce si esta noticia cuenta con algún respaldo documental. Dado que el claustro es obra del siglo XVI (fue construido entre 1528 y 1535), y que en la actualidad no se abre a él ninguna capilla, cabe suponer que la tradición podría referirse a algún recinto desaparecido del claustro románico precedente o que, con más probabilidad, su destino inicial fuese otro.
La incorporación a su ambigua iconografía de dos tallas de otra procedencia, el Santiago apóstol y un San Antón, no nos permite confirmar cuál fue su advocación original (el estrecho espacio sin dorar de la calle central sugiere que estuvo ocupado por una imagen exenta), dato que resultaría de gran utilidad para conocer a qué espacio fue destinado y en definitiva el motivo por el que llegó hasta Covarrubias.