Juan Alonso de Gamiz, sirvió como limosnero y capellán en la corte de Carlos I. Bajo la protección de su primo, Martín de Salinas, se introdujo en el mundo de la diplomacia, primero en la corte del emperador, llegando a sucederle más tarde, tras su muerte en 1547, como embajador de Fernando I de Habsburgo, lo que le permitió recorrer buena parte de Europa.
Al final de su carrera, poco antes de retirarse a su Vitoria natal, realizó en 1558 un último viaje por los Países Bajos, momento que pudo aprovechar para encargar este retablo. Aquel mismo año el Cabildo de la Colegiata de Santa María le había cedido un pilar en la cabecera del templo donde estaba previamente establecida la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y junto al cual yacían sus antepasados. Fundó allí una capilla bajo esa misma advocación, incorporando sobre el pilar un escudo con sus armas y coronado por el águila bicéfala por concesión imperial. En 1574, el mismo año de su muerte, dispuso allí su enterramiento.