La de León es una de las más sobresalientes catedrales góticas de España. Se levantó a partir de mediados del siglo XIII sobre el mismo solar del palacio cedido por Ordoño II a principios del siglo X para acoger la primera sede catedralicia, sustituida en los siglos siguientes por una catedral románica y otra más tardorrománica. Su planta se inspira en la de la catedral de Reims, y como ésta cuenta con un amplio transepto y desarrollada cabecera con girola, capillas radiales y cinco naves, que se reducen a tres en los tramos de los pies.
Problemas de cimentación y de calidad de la piedra y su diáfana estructura comprometieron la estabilidad del edificio desde el siglo XIV, lo que terminó por exigir ambiciosos programas de restauración iniciados en el siglo XIX.
Entre sus muchos valores destaca la amplia superficie cubierta por vidrieras, que alcanza los 1.800 metros cuadrados, varias de las cuales remontan incluso al siglo XIII, conformando un conjunto verdaderamente excepcional.