La Basílica de Santa María del Coro, sede futura del Museo Diocesano que prevé su reapertura para el año 2016, se alza sobre el emplazamiento de un templo románico que ya existía con esta advocación en el siglo XII. En la segunda mitad del siglo XVI se reconstruyó el edificio, pero resultó muy afectado en 1668 por una explosión de un polvorín situado en el monte Urgull y varios terremotos.
Desde 1743 se emprendió el proyecto actual, inaugurado en 1774 y realizado según trazas de Ignacio de Ibero y Francisco Ignacio de Lizardi. Es una monumental iglesia con planta basilical de salón dividida en tres naves de cuatro tramos, rematando la central en ábside semicircular.
Se accede a ella desde una exuberante portada de gran sentido escenográfico abierta a la nave sur entre dos torres. Concebida a modo de colosal hornacina y rematada en cuarto de esfera, acoge una imagen de la Asunción de la Virgen y se corona con una talla del patrón de la ciudad.