El análisis de este retablo pone de manifiesto algunas contradicciones: el estilo de su escultura lo aproxima a la producción propia de los talleres de Bruselas de comienzos del siglo XVI, datación que confirmaría una cita documental que menciona un retablo (¿tal vez este?) importado de Flandes antes de 1515. Sin embargo, el retablo posee marcas de Amberes, una procedencia que resultaría acorde con el remate curvilíneo que presenta, si bien este no fue habitual hasta la década entre 1530 y 1540.