La Pasión de Cristo es protagonista en la calle central del retablo: en el cuerpo del retablo Cristo carga con la pesada cruz ayudado por el Cireneo al tiempo que se produce el encuentro con la Verónica, en cuyo paño ya se ha estampado la imagen de su exhausto rostro. La omisión de otros personajes secundarios, habituales en este tipo de representaciones, permite aumentar las dimensiones de las figuras y enfatizar el episodio. Bajo él, en el banco, la Virgen y San Juan, junto a dos de las Santas Mujeres manifiestan su dolor de forma sentida y discreta ante la muerte del Salvador, que yace sobre el sudario. Los donantes del retablo, asisten al drama, desde los lados, en devota actitud de oración, asistidos por sus patronos.
Las tallas de San Juan Evangelista, La Magdalena, San Pedro, Santiago Apóstol y Santa Catalina enmarcan la escena central, acompañados por San Julián Hospitalario y San Miguel. Se corona el retablo con un calvario dispuesto sobre el arco de enmarque.