El retablo de la Virgen de Bascones de Valdivia ofrece una muestra excepcional de la convivencia entre las tradiciones artísticas flamenca y castellana. Sus encantadores relieves se adjudican a un anónimo artista, originario seguramente de Amberes, y encontraron acomodo en una estructura plateresca, netamente castellana, teñida de italianismos, como las tallas de los apóstoles del banco.