La configuración y ornamentación del retablo de Bascones se corresponde con la habitual en los retablos castellanos del primer Renacimiento, contando con un sotabanco, banco, dos cuerpos y un amplio ático. Este acoge dos frontones triangulares a los lados y uno central mixtilíneo, rematado en hornacina con venera y busto, e intercala entre ellos representaciones del sol y la luna, todo bajo un gran arco ligeramente apuntado. Verticalmente se estructura en cinco calles, la central algo más ancha que las laterales.
Las calles se delimitan mediante columnas de orden corintio con el fuste recubierto por decoración a candelieri típicamente plateresca de copas, querubines, máscaras, bustos, colgantes vegetales y grutescos. Estos motivos también se hacen presentes en los netos y entablamentos, así como en los paños que definen los laterales y fondos de los encasamentos que se cierran por la parte superior mediante veneras con la charnela al frente.