El retablo de Las Navas de Tolosa constituye un buen ejemplo de la tipología más clásica de entre las que ofrecen los retablos flamencos: la denominada de “T” invertida, por el perfil rectangular que presenta. De él sobresale un realce que corresponde a la calle central respecto a la menor altura de las laterales. Éstas últimas suman un total de seis compartimentos, reservados para tallas exentas que se cobijan bajo baldaquinos desarrollados en tres niveles y en un único plano, apoyados sobre columnillas, ocupando el enmarque arquitectónico más de la mitad de la altura de la caja. Los que coronan el relieve central, en cambio, son de planta poligonal, representando un estadio más avanzado. En la base, se dispone un zócalo calado, habitual en los retablos del foco de Bruselas, que se compartimenta en tres tramos. Aunque no se han conservado, en origen estaba provisto de postigos, como prueban los testimonios de sus bisagras.