La policromía original es visible actualmente casi en su totalidad, tras la última intervención de restauración. El retablo está casi enteramente dorado, con oro bruñido sobre bol naranja muy claro. El brillo de la superficie se ve interrumpido puntualmente por el tono de las encarnaciones y ciertos detalles en blanco, tales como libros, paño de pureza de Cristo, tocados, etc.
Las encarnaciones distinguen hombres (tonalidad más oscura) de mujeres y Cristo (más pálida), así como la edad del personaje representado a través de arrugas y coloración del cabello.
El fondo de la caja, repolicromado en el s. XVII, está decorado con una malla romboidal pintada sobre oro, con flores en su interior, que bien pudiera imitar las habituales labores de punzón que se despliegan en los retablos flamencos de la época.